A las patadas aprendí.

Phonto


A través de los años he tenido diferentes tipos de relaciones, no puedo decir que nunca he estado enamorada porque sería la mentira más grande del universo, lo que pasa es que la pregunta radica en: ¿de qué se enamoró de ese man?, pregunta a la cual no le tengo respuesta, pero de que aprendí la lección, la aprendí.

En mis 21 años y a las patadas he aprendido lo siguiente:

Tengo que encontrar a alguien que me alucine, que me produzca una chispa, no es que sea la mujer más difícil de conquistar, pero sí debo procurar que ese hombre se esfuerce por tenerme. Que payasada que lo conquisten a uno con una salida a comer y un ¡qué linda estabas! por WhatsApp, a ver mujeres, a subir los estándares de calidad.

Aprendí que no me debe importar qué pienso yo y si a él le va a gustar, porque al fin y al cabo son mis pensamientos y lo que yo quiero, son mis decisiones y él no puede entrar a cambiarlo. Lo que si me importa es que él sea un hombre que con sus pensamientos me rete, me lleve a conversaciones extensas de temas poco comunes, uno que saque lo mejor de mí a través de palabras (presenciales). Por eso es que no busco alguien que piense igual a mí, sino uno que me enseñe su mundo y yo el mío.

Esta me parece importantísima: no me preocupa mi pasado y tampoco me preocupa el de él. ¡Pero!… el pasado debe ser eso, pasado y debe estar cerrado. Es lógico que el pasado existe y todos tenemos uno, pero debemos aprender a caminar sin él, superar lo sucedido y dejar de cargar una cruz que solo traerá problemas. Cuando eso ocurra, ponga check y súmese 100 puntos, porque eso es lo más importante al momento de querer involucrarse con otra persona.

Creí amarme muchísimo, pero sé que si antes me hubiera amado como lo hago ahora, jamás hubiera permitido que pasaran tantas cosas. Ahora puedo decir convencida que me amo profundamente y por esta razón no voy a dejar que nadie me ame menos que eso, sé lo que merezco y lo que valgo y cualquiera que quiera estar conmigo debe estar dispuesto a bajarme el cielo literalmente y no pintármelo con acuarelas que se borran con agua.

Lo que sí tengo muy claro, es que el día que un man llegue a deslumbrarme, con palabras, con hechos y con cuanta vaina se le ocurra, es que tendré que asegurarme de que mi relación con él será igual de buena a la que tengo conmigo misma, y que la paz que siento al ser solo yo, será igual a la que sentiré cuando esté con él. Porque eso sí, la lección más grande la aprendí de mi hermanita de 7 años cuando un día me dijo:

Nena, yo quiero verte feliz siempre, no te quiero ver llorar.

Y desde ahí supe que cuando vuelva a llorar por un hombre va a ser porque logró sorprenderme de tal manera, que una sonrisa no logró ser suficiente para demostrar mi felicidad.


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